Jesús dijo: “Acumulad tesoros en el cielo, donde la polilla y el óxido no lo pueden destruir”. (Mateo 6:20) Los discípulos de Jesús apoyan financieramente a su iglesia como un acto de adoración. Darle a Dios parte de nuestro tesoro muestra que nuestra confianza en Él no es sólo espiritual sino práctica y de sacrificio.
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